PODER DE LA 'Y'
A VECES SENTIMOS QUE EN ESTE MUNDO/TIEMPO QUE
VIVIMOS,
NOS TOPAMOS CON EL ABISMO QUE SEPARA EL BIEN DEL MAL.
El
bien es bueno, el mal es malo. Cada uno en su trinchera. Vemos
cómo lo Largo y lo Ancho tejen la trama de la existencia sin pelear
por la instalación de un único género.
La visión humana, en cambio, inclina las preferencias para un lado
o para otro.
Mejor mujer que varón, mejor blanco que negro, día que noche, fluir
que contraer..
inhalar que exhalar?
Después de un agitado baile, la quietud. Hay mejor? Con cuál de los
dos me quiero quedar?
De repente, se hace presente una sugestiva “Y”, rica, plena.
Aparece allí donde el abismo no tendría fin. La mirada se extiende,
abarca ambos lados, sintonizada con el dos.
La “Y” me muestra dos vertientes que confluyen y
gestan otra.
Se ve un tercer lugar que proviene de dos. De un par de opuestos.
Se dice que los boleros cantan a la Unidad Perdida, una unidad
mítica que está antes de la dualidad. Cuando, en estado de alma, se
incluía la diferencia que luego sería llamada “contradicción”. El
desgarro del que hablan estas canciones, es el que se siente al perder
la sensación de totalidad, de unión, que se vive en ese estado.
También en “El Banquete” de Platón, se alude al mito del
Andrógino Primitivo. Se dice que, antiguamente, muy allá
en el tiempo, los seres andróginos – el tercer sexo – eran muy poderosos.
Ellos incluían en sí al hombre y a la mujer.
Se reproducían a voluntad, ya que eran, en sí, ambos polos.
Era tal su poder... Pero osaron desafiar a los Dioses.
En castigo, fueron cortados a la mitad, quedando algunos hombres,
otros mujeres.
De ahí en más, comenzaron a vagar, cada cual en busca de su otra mitad.
Cuando se encontraban, el uno con el otro, se abrazaban y recuperaban,
por ratos,
el antiguo poder, el de crear, juntos, por combinación de lo masculino
y lo femenino.
Cada
uno traía la parte necesaria.
El
Andrógino, un estado primitivo de completitud?
Cada vez que aparece una “Y”, el poder y el misterio de la Creación
ejecutan un acto. El de conjugar los opuestos.
De hacerlos jugar. De a dos.
Así, entonces, participan dos modos o tiempos, cada uno necesario:
el masculino, inicia, enciende , es la puesta en marcha; y lo femenino,
tiempo de receptividad , contención es dejar que lo iniciado siga
su curso.
En su RELACION, en su juego, se genera la fuerza, la
Vida misma. Ahora el Andrógino se convierte en un estado de conciencia.
El que incluye activamente los pares de opuestos de un ser humano,
sintiendo la vibración que surge de esta tensión.
La
“Y” es el MEDIO que, en el centro del pecho, cardíaco, en AMOR, contrae
y dilata.
Podría
ser éste el jugoso secreto de cada encuentro entre hombre y mujer,
el despertar del tercero. Donde hay dos, hay tres, el camino del Amor.
Con un salto de conciencia, que reconoce que, cuando femenino y masculino
se relacionan, se toca, cada vez, el MISTERIO DE LA CREACIÓN. Porque
no hay proceso creativo, sea cual fuere, que no sea generado por el
intercambio de los polos, por la con-vivencia de los dos.
Esta es una ley, presente en todo lo creado. Hasta las leyes físicas,
impersonales, provienen de la combinación de los principios Activador
y Receptivo.
Y, si esto lo tomamos para los opuestos internos, en toda la gama
que se nos ocurra, las contra-dicciones, tironeos y elecciones, también
nos ampliamos. Entramos a una vinculación de INTIMIDAD entre las partes
y surge, en cada uno, el Andrógino: el ser que se toma todo entero
como ES, viviendo sus antagonismos como la oportunidad de establecer
una Relación y Crear.
Entonces sí, la unión de hombre y mujer completos, cada uno, en sí
mismo, pasará a otro estado. Como aquél al que refiere Jesús (en el
Evangelio de Juan), hablando con su madre: alude a otro Tiempo en
que será el AMOR del que El habla, otro Tiempo en que el Amor será
de un Yo libre a otro Yo libre, cada uno sostenido en sí mismo. (No
es textual).
Por eso se dice que se puede amar a otro realmente cuando uno
se ame a sí mismo, porque sólo en el corazón se integran los opuestos,
se casan los diferentes. Y no hacen UNO, sino TRES. La magia creativa
que es el ENTRE dos.
Momentos de comunión con la Creación.
Esta vez, sin desafiar a los Dioses.
Lic.
Jazmín Gulí .